Fuerza y honor. Antes de emprender la lucha contra los caballos salvajes de Sabucedo, estas palabras flotan en el ambiente del curro. Los caballos aparecerán de un momento a otro por la puerta de la pequeña plaza, mientras el público se acomoda en sus sitios y los aloitadores, verdaderos héroes de esta tradición milenaria, extinguen su miedo ante la incertidumbre con la ayuda de sus compañeros. El primero de los caballos asoma por la puerta; la lucha está a punto de comenzar.
Aloitador saltando sobre un caballo salvaje
Primero son los niños, quienes ayudados por los mayores, saltan al ruedo para apartar a los potrillos de la manada, evitando así que puedan sufrir daños. Son unos minutos de ligera tensión, en los que sistemáticamente se van apartando a estos pequeños y desvalidos animales. Cuando se completa esta primera etapa, los niños salen del curro y el primero de los aloitadores se prepara para la pequeña hazaña que tiene por delante, nada menos que saltar sobre un caballo salvaje para, con ayuda de un par de compañeros, tumbarlo sobre la arena para cortarle las, otrora, preciadas crines.
Hoy en día puede más el impulso conservacionista de cuidar a las manadas salvajes de caballos que el rendimiento económico que supuso hasta hace décadas para Sabucedo las crines de caballos salvajes.
Curro con los caballos salvajes
Mirada de caballo salvaje
Aloitadores tratando de detener un caballo
Aloitador sobre un caballo salvaje
1800 almas observan en si...